Abel oculta verdad

En cualquier escenario que le toca usar un micrófono y arengar a sus masas, el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, Abel Martínez, termina en apuros, resultándole muy difícil después encontrar remedio a sus continuos traspiés. Su último tropezón fue acusar al Gobierno de mentir, haber prometido combatir la corrupción y no cumplir su promesa, haciendo de esto una torcedura de la verdad, mentira y manipulación.

Abel tiró esa piedra desde Puerto Plata, tratando de llamar la atención y saltar el pedregal que no le deja avanzar en sus propósitos, ocultando el alto grado que alcanzó la delincuencia durante los dos gobiernos de Danilo Medina, quien ahora lo promueve a la presidencia.

Corriendo al lado de Medina en sus aspiraciones, Abel Martínez ha preferido la vía cómoda de no escuchar ni hablar sobre la delincuencia que durante las gestiones de su promotor mantuvo en vilo a los ciudadanos hasta su final en el poder. Para el candidato del PLD parece estar bien que Danilo Medina prometiera combatir la criminalidad y que, al final de sus gobiernos, este mal continuase más agresivo y en aumento.

El alcalde de Santiago no se atreve a admitirlo, a menos que se arriesgue a caer en desgracia con Medina, siempre cerca, atento y vigilante, quien carga culpas por sus ocho años de mandato sin dejar resuelto el problema de la inseguridad de los ciudadanos. Según estadísticas, hasta el año 2020, cuando concluyó el gobierno de Danilo Medina, se registraron un promedio anual de 2,000 homicidios lo que, combinado con otros delitos, como atracos armados, violaciones sexuales y robos, situó al país entre las naciones más inseguras de la región.

Abel fue un gran beneficiado durante los gobiernos de Medina que tanto prometieron acabar con este mal, para lo que fueron creados diferentes programas, se gastaron cientos de millones de pesos en equipos, viajes y seminarios, pero al final de sus mandatos no pudieron detenerla. Ni como legislador de la República ni como alcalde de Santiago durante los gobiernos de su conductor político peledeista, Abel Martínez no tiene aportes de lucha ni denunció el mal de la delincuencia.

Ahora, en cada escenario que le toca participar parece no tomar en cuenta de qué habla, convirtiendo la acusación de que el Gobierno miente y no cumple su promesa de combatir la delincuencia en un caso de manipulación. Abel ha hecho cambios y alteraciones interesadas a los programas de combate actual contra la delincuencia para conseguir fines políticos, lo que representa una forma desleal de manipular a la gente.

Por: Domingo Santana