Las declaraciones del Senador de Bonao, Héctor Acosta «El Torito», son sinceras y reflejan la situación del PRM en todo el país. El sectarismo ha sustituido la debida racionalidad, lo que conspira contra el debido espíritu solidario necesario para asegurar la continuidad.
Los antidemocráticos consensos para designar las autoridades partidarias, en la práctica fueron excluyentes acuerdos de aposentos entre jefes de grupos. que solo sirvieron para alimentar el sectarismo, asfixiando la renovación partidaria y el liderazgo emergente, y obstaculizando la natural y debida renovación partidaria.
Es vital impulsar iniciativas que sirvan para consolidar la unidad y el entusiasmo entre los diversos actores que hicieron posible el triunfo del PRM; la dirigencia, las bases, los líderes de los movimientos de apoyo, los aliados y líderes emergentes.
Es vital la creación de iniciativas especiales para apoyar y reintegrar a los hombres y mujeres protagonistas en la conquista del poder, que hoy en todos los pueblos del país se sienten frustrados, desconsiderados e ignorados.
Propongo una comisión de reconciliación que organice comisiones para recorrer el país, y registrar los problemas existentes con los diversos sectores protagonistas del cambio; dirigentes excluidos, movimientos y aliados.
Son ciertas las múltiples tormentas que simultáneamente ha tenido que enfrentar el gobierno del PRM (pandemia, guerra, transporte global, etc, pero el ciudadano solo sabe que está cara, su comida, la energía, los materiales de construcción, etc. Y eso tiene costo político.
Hay que volver al espíritu de la campaña; donde los lideres de ayer hoy funcionarios tomen los teléfonos en la medida de lo posible, o devuelvan llamadas por Dios, volver donde los compañeros amigos, practicar la compasión, la solidaridad, el compañerismo, para rescatar la unidad. El presente entre muchos compañeros es de frustración, desencanto y … no me hable de política.
El peor error, que no debe repetirse, fue eliminar la «Convención democrática y universal». Eso hubiese servido para motorizar el partido, descargar el descontento, canalizar la presión, permitir la debida renovación, fortalecer la unidad, la motivación, la integración de nueva militancia, y la legitimidad de las autoridades.
Por MILTON OLIVO.
El autor es agrónomo. Reside en Santo Domingo.