La aparente derrota del expresidente Leonel Fernández en las primarias internas en las que corría como precandidato a la Presidencia, pone al líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en una gran disyuntiva: apoyar a Gonzalo Castillo, un precandidato al que desestimó como contrincante y cuyo triunfo no le parecía una hipótesis posible, o abandonar el partido por la inconformidad con los resultados que no reconoce como válidos.
Con el 99. 95% de los votos computados por la Junta Central Electoral, Castillo obtuvo un 48.70%, y Fernández 47.31%, lo que representa un triunfo con un estrechísimo margen para el candidato de la facción del presidente Danilo Medina, quien apenas tuvo dos meses de proselitismo.
Fernández, quien ha sido presidente de la República en tres períodos, y además es presidente del PLD, no podrá postularse por otra organización porque la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas prohíbe que un precandidato perdedor recurra a otro partido con iguales aspiraciones.
La posible derrota de Fernández representa un triunfo para el presidente Medina por dos razones: apostó a su pupilo Castillo y su Gobierno le dio todo el respaldo como maquinaria electoral, y porque ve caer en la arena al principal opositor de su proyecto reeleccionista.
En ese contexto también está en juego el liderazgo de Fernández a lo interno de su partido, toda vez que Medina, aunque deja la Presidencia en 2020, tiene más resortes de poder que el exmandatario.
Las elecciones internas del PLD se caracterizaron por los fuertes enfrentamientos entre las facciones danilistas y leonelistas, a tal extremo que dejaron la sensación de un partido dividido, con una estela de odios y resentimientos que, el tiempo dirá, si los peledeístas serán capaces de sepultar esas sombras para enfrentar a Luis Abinader, el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno.