Las elecciones presidenciales del pasado domingo 19 de mayo arrojaron como resultado que el Partido Esperanza Dominicana (PED), en su primer proceso electoral, se consolidó como la cuarta fuerza política del país al obtener el 1.40% de los votos. Este logro es de gran relevancia histórica, ya que el PED superó en votos a la mayoría de los partidos tradicionales de la política dominicana, incluyendo al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y al Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El PED, una organización política surgida del seno patriótico de la diáspora dominicana, presentó su documentación a la Junta Central Electoral (JCE) en noviembre de 2021 y fue certificada bajo la resolución 24-2023, tras un riguroso escrutinio por parte del órgano electoral.
El presidente del PED, Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del dictador Rafael Leónidas Trujillo, ha mostrado coherencia en su visión política, fundamentada en el nacionalismo, el amor por la patria y la búsqueda del bien común, en contraposición a los intereses corruptos que, según él, han desgobernado la nación. En un gesto significativo, tras ser impedido por segunda vez de postularse como candidato presidencial por el PED, Domínguez Trujillo cedió el paso a Roque Alejandro Espaillat Tavárez, conocido como «El Cobrador», para que representara los intereses nacionalistas en las elecciones presidenciales.
Domínguez Trujillo ofreció las riendas del PED a Espaillat sin condiciones, un hecho inusual en un sistema político caracterizado por partidos que funcionan como negocios electorales, gastando sumas millonarias en operaciones y alianzas a favor de sus ambiciones corruptas y en detrimento de una verdadera democracia.
En el contexto de la política dominicana, Ramfis Domínguez Trujillo enfrenta una percepción pública marcada por la figura de su abuelo. A menudo se le responsabiliza por los actos de Rafael Leónidas Trujillo, lo que ha llevado a violaciones de sus derechos constitucionales de elegir y ser elegido. Esta situación contrasta con otros actores políticos que, sin relación sanguínea con el dictador, se presentan como líderes humildes mientras persiguen egoístas ambiciones de poder y enriquecimiento ilícito.
Por ejemplo en el caso del Dr. Roque Espaillat no lleva el apodo de «El Cobrador» sin razón. Según un contrato entre el PED y Espaillat, si el partido obtenía un 1% del favor del electorado, se le debía pagar US $750,000, y si supera el 5%, el monto ascendía a US $4,000,000. Esta cláusula sugiere que Espaillat venía a cobrar, no a los corruptos, sino al PED por haberlo llevado como candidato presidencial a cambio de nada.
A pocos días de las elecciones, el periodista Daniel Alcántara alegó de una acusación formal en las cortes Dominicanas al Dr. Espaillat de violación sexual, supuestamente a uno de sus propios hijos. Esta acusación es grave y requiere una respuesta contundente del Dr. Espaillat. Esperamos sinceramente que estas alegaciones sean falsas, pues de ser ciertas, representan un crimen atroz que descalifica a cualquier aspirante presidencial.
En el cierre de su campaña, el Dr. Roque Espaillat acusó a Ramfis de traición y de aliarse con el presidente Abinader y el PRM para impedir su elección. Esta acusación afectó el ánimo de los votantes, pero el PED, sin recursos estatales y con el apoyo popular, logró obtener más del 1% de los votos, ganando legitimidad como la cuarta fuerza política del país y asegurando un diputado nacional en el Congreso.
Por otro lado, Ramfis Domínguez Trujillo también ha enfrentado numerosas acusaciones, incluidas investigaciones por parte del FBI que lo exoneraron de varias imputaciones. Este proceso en un país con un régimen de leyes y orden refuerza su imagen de hombre honorable, nacionalista y respetuoso de la ley.
Les digo querido lector que la realidad del PED ser la cuarta fuerza política es un gran paso para el destino de tener otro Trujillo como presidente de nuestro país. Las adversidades y ataques contra el presidente del PED y futuro candidato presidencial en 2028, Ramfis Domínguez Trujillo, seguramente continuarán. Sin embargo, sus seguidores creen firmemente que su destino es rescatar el país y establecer una verdadera democracia para todos los dominicanos.