Por CARLOS MANUEL MANZANO
Hace más de dos años que se dio inicio en Haití a la construcción de un canal, mediante el cual algunos empresarios haitianos pretenden desviar, desde “su territorio”, el curso del río Masacre para regar sembradíos agrícolas en el noreste de ese país.
Ese hecho ha merecido el mayor repudio de todas las fuerzas vivas de la República Dominicana, que lo vemos como una afrenta y provocación de parte de esos incontrolables a la soberanía de nuestro país.
Ante ese hecho bochornoso el Gobierno dominicano tomó las medidas que debió tomar cerrando la frontera dominico-haitiana por tierra, mar y cielo, hasta tanto se paralice dicha construcción.
Aunque muchos reclaman que esas medidas fueron tomadas tardíamente, que debió evitarse que dicha construcción llegara tan lejos, pero bien, el hecho es latente y no debemos detenernos ahora a buscar culpables. Ya llegará el momento para eso.
Entiendo que el gobierno deberá mantenerse firme con la medida de cierre de frontera, independientemente de las presiones, chantajes y amenazas provenientes de organismos internacionales, Haití y hasta de nuestro país.
Esto así en vista de que esa medida sería la única forma viable, en lo inmediato, para, por un lado, presionar al gobierno haitiano a que interceda para suspender la obra, y por otro lado, serviría de protección a nuestro país evitando que bandas incontrolables haitianas pretendan introducirse a territorio dominicano.
Ahora bien, como dice un viejo dicho, después de enterrado el muerto, la vida no debe detenerse, hay que seguir adelante.
Me sorprende, y a la vez me preocupa, el hecho de que la gran mayoría de los sectores de la sociedad dominicana, y sobre todo, los medios de comunicación, dan la impresión de que todos los agobiantes problemas que padece la República Dominicana, se resumen a este conflicto fronterizo con Haití.
Más del setenta por ciento de las publicaciones, titulares, análisis y comentarios en los medios orales, escritos y televisivos, y hasta por redes sociales, ponen sobre el tapete el tema haitiano, como si se tratara de una batida, a su gusto, de canal, frontera y Haití.
Es verdad que el caso amerita una atención especial, pero ello no implica el que nos enfoquemos solo a tratar ese tema, olvidándonos y dejando de lado otros tantos problemas pendientes de resolver en nuestro país, los cuales vienen generando cada día serios desgastes en la calidad de vida de los dominicanos, y merecen igual y pronta atención.
Problemas como el alto costo de la vida, la inflación rampante, la inseguridad ciudadana, el agua, los apagones, la energía eléctrica cara, los hospitales, educación, las enfermedades epidémicas, la caída de la economía, la quiebra de los comerciantes y agricultores, el deterioro de los servicios públicos, entre muchos otros más, merecen igual atención que el conflicto fronterizo que actualmente estamos atravesando.
Un llamado al gobierno para que, sin descuidar el seguimiento al caso de Haití, se ocupe de buscarle solución a todos esos problemas que nos agobia cada día más, y a los que ejercen opinión pública para que asuman su rol con mayor responsabilidad, evitando censuras a temas de tanta trascendencia y que afectan severamente la calidad de vida del pueblo dominicano.
Politicosenlared.com publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.