Hay quienes no se explican la vigorosidad de la renovación política y el resurgimiento de quien algunos creían liquidado hasta en sus más estrechos y conspicuos excompañeros de partido. Los que se apresuraron a cavar su tumba no entienden la rapidez de su recuperación. Aunque no podría decirse del presidente y líder del Partido Fuerza Pueblo que ha resurgido de sus cenizas como en la leyenda del Ave Fénix, puesto que nunca su incólume posición de líder natural del pueblo dominicano ha sido reducida al polvo, ni a las bajas pasiones.
A pesar de las brutales e inmisericordes andanadas de ataque que ha debido soportar a lo largo del trayecto desde que abandonó el poder, Leonel Fernández, se ha mantenido como el pugilista estilista que esquiva los golpes, esperando con paciencia e inteligencia el momento preciso para ripostar y decidir la pelea por nocaut.
El haber asimilado y absorbido los golpes arteros como una pedrada, manteniéndose firmemente de pie, y sin caer al fango donde se encuentran sus detractores, es de por sí un triunfo. El haber mantenido la reciedumbre moral y espiritual frente a quienes mordieron salvaje y traicioneramente las manos que les dieron de comer, sin sucumbir a la calumnia y a las diatribas vocingleras, es otra victoria.
La grandeza de un hombre no se mide por la temeridad de chocar frontalmente con el más poderoso que no escatima medios para apisonarte como un rodillo, sino por su entereza, habilidad y sabiduría para enfrentarse a las dificultades y sobrevivir con dignidad a los intentos de homicidio moral. Para los estoicos, el esforzarse en contralor la impresión que los demás se forman de nosotros, solo degrada el carácter.
La valentía política no es equivalente al suicidio de ir de frente contra quienes poseen el encargo vocinglero de difamar, o el oro corruptor que compra fidelidades y lealtades pasajeras, pero que no compra la dignidad y el liderazgo real y auténtico de un hombre que se ha sembrado en la psiquis profunda de la conciencia del pueblo dominicano, y de quienes conocen de su trato afable, respetuoso y deferente sin importar estatus social o político.
Golpes bajos
Como ha podido resistir todos los rounds sin ser derribado, ahora buscan propinarle golpes bajos, por quienes carentes de argumentos para ripostar a la verdad, se valen de “mentiras para ocultar intereses espurios y las deficiencias de una administración que ha convertido en hábito los constantes acelerones y frenazos que revelan improvisación, falta de planificación y ausencia de proyectos de Estado integral”, como brillantemente dice Manolo Pichardo en su artículo, Ley de trata, manipulaciones y gobierno sin rumbo. (Listín Diario 16 febrero de 2023).
Esto refleja la desesperación de quienes ya se le agotaron los recursos para demoler la sólida posición que ostenta Leonel Fernández en el corazón del pueblo y ahora se ven obligados a recurrir a las bajezas más sucias de las descalificaciones para tratar de justificar el engaño que le hicieron al pueblo dominicano.
Pero todo eso es una muestra de que la candidatura presidencial de Leonel Fernández cabalga indetenible montada en el lomo de una militancia pueblista que se ha resistido a abandonar a su líder y que dice como en el Quijote de la Mancha: «Sancho, si los perros ladran es señal de que avanzamos».
Por eso los ladridos de la jauría de políticos y personajes que le hacen coro al Gobierno, les son indiferentes a un hombre que como Leonel no se dejará arrastrar hacia el pantano en que pretenden los perremeístas librar la lucha política, porque Leonel no es dado al juego sucio, ni a cabalgar en el mundo bajo de quienes la higiene de la decencia le recrea incomodidad.
Conviene recordar a los perremeístas y sus aliados de coyuntura, que Leonel se levantó en el 2004 como la negación y la corrección de su desastrosa gestión del 2000 hasta el 2004, la cual sepultó por varios cuatrienios y marcó como una insignia maldita el progreso y aspiraciones del pueblo dominicano, y retraso nuestro crecimiento por décadas.
En vez de responderle y cumplirle al pueblo las promesas de campaña, así como de respetar y hacer cumplir las leyes de la República, prefieren responder a Leonel con bajos argumentos, quienes han decido actuar como simple mandadero del perremeísmo en el poder que ya siente la atribulación del llanto y el crujir de dientes ante la derrota segura que recibirán en el próximo torneo electoral.
Así como los ríos desbordados vuelven y recuperan sus cauces originales, en las concentraciones y juramentaciones que encabeza el Dr. Leonel Fernández en todo el territorio nacional, queda demostrado una vez más la fuerza irrefrenable de la verdad histórica y la corriente de pensamiento leonelista.
Encuestas
Concorde con esta realidad incontrastable, múltiples encuestas de credibilidad irrefutable afirman que el presidente y líder de la Fuerza del Pueblo ocupará la Primera Magistratura de la nación. Los que tenga oídos que oigan y los que tengan ojos que vean.
Lo que dicen las encuestas es simplemente la comprobación de lo que se siente en cada pueblo, barrios y parajes de la Republica Dominicana que demuestran que Leonel Fernández será el próximo presidente del país y que también será el capitán y guía de las masas populares que han sido orilladas por la desatención y la indiferencia gubernamental.
Hoy vemos a un Leonel más transparente que nunca, que se muestra por encima de las pasiones humanas donde naufragan la cordura y la racionalidad, sobre todo, asistimos a la reafirmación de su condición de gran estadista, escogido por el destino para hacer las cosas grandes que nos faltan por hacer, y devolver a las masas irredentas de nuestro país, la razón de ser dominicano.
Por PASCUAL RAMIREZ
El autor es abogado y político. Reside en Nueva York