La exclusión de algunos dirigentes llamados “históricos” por su larga trayectoria en el PRD-PRM además del significado visible y coyuntural tiene otro mas ominosas: representa un avance de los grupos y posiciones derechistas dentro del partido y del gobierno.
La revelación de que dos dirigentes jóvenes del PRM y altos funcionarios del gobierno se habían reunido con Francisco Javier, el jefe tradicional de las campañas electorales del PLD, avivó la sospecha de que el gobierno andaba a la busca de un acuerdo innoble con Danilo Medina y ratificó el ascenso de estos jóvenes letrados y derechistas.
La campaña de los Vicini para fabricarle una candidatura a David Collado continúa -como antes- a toda máquina con la fabricación periódica de encuestas que primero lo presentaron como un Sindico histórico cuando ni siquiera llegó a igualarse al promedio y luego como candidato presidencial preferido aun en ausencia de mérito alguno que lo valide.
Con el ascenso de la derecha en el PRM y también en el gobierno, el Presidente Abinader se aleja más de los sectores democráticos, abandona toda pretensión de luchar por la justicia y la transparencia y, si se materializa el proyecto reeleccionista, pasa abierta e inevitablemente a encarnar, una vez más, el sabio y antiguo dicho de que: no hay reelección sin corrupción.
Ambos procesos podrían llevar a los más avanzados dentro del PRM y del gobierno a organizarse desde fuera del partido como una fuerza propia o adherirse a alguna otra ya existente ya que, además de avasallarlos han sido también excluidos.
Pero a su vez, la exclusión de los progresistas del PRM complica la reelección ya que, además de los costosos errores del gobierno en otras áreas, se queda sin vínculos ni conexiones con esos sectores más democráticos. Mientras más a la derecha el gobierno, más inviable la reelección.
Con la exclusión de los dirigentes “históricos” Abinader, como una enfermera de hospital público, retiró el suero de la mano del paciente; desconectó su gobierno y la reelección también tanto de los llamados “sectores populares” como de las clases medias que, sin ingresar ni tener membresía en el PRM, apoyaron su proyecto frente al Penco de Danilo Medina.
En lugar de adhesión, encontrará rencor porque si algún sector soñó alguna vez, con el cambio, fue precisamente esa clase media para la cual el tema era justicia no hormigón armado.
¿Cómo podrían entenderse esa parte de la sociedad y una presidencia que ha llegado a creer que perseguir la corrupción no suma votos?
Por: Melvin Mañón
EL AUTOR es sociólogo y político. Reside en Santo Domingo.