Analistas dan su visión sobre el divorcio entre los electores y discípulos de Juan Bosch en dos comicios
En su época dorada de triunfos electorales, la familia boschista, hoy dividida entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP), se vanagloriaba de sus éxitos en las urnas que cambiaron la historia electoral del país. Y no era para menos, representan el único proyecto electoral que obtuvo cuatro triunfos consecutivos en el nivel presidencial y el primero en alcanzar más del 50% de los votos, que se constituyó en el primer partido de mayoría absoluta.
De hecho, al día de hoy sigue siendo así. El Partido Revolucionario Moderno (PRM), es la segunda organización en lograr más del 50% de los votos, desde que se estableció ese requisito en el sistema electoral del país, hace casi 30 años. Pero contrario al boschismo, el peñagomismo, representado en el PRM, ha logrado el 50% con los niveles más altos de abstención en la historia electoral. 46% y 45%, en 2020 y 2024, respectivamente.
Mientras que el 50% del boschismo fue con alta participación. El ausentismo en las urnas en 2016, fue de 31%; 2012, 29.77%; 2008, 29%; 2004, 28% y en 1996, 22%, todas elecciones ganadas por el PLD.
Pero es evidente que el amor que unió a los boschistas con el electorado terminó. No es que solo perdieron todo el poder que acumularon en 16 años, es que la votación va en caída.
En el nivel presidencial en 2020, el PLD logró 37.46% y la FP, 8.90% lo que sumado alcanza 46.36%. En las elecciones del pasado 19 de mayo, el PLD alcanzó 10.39% y la FP, 28.85%, lo que sumado llega a 39%, 7% menos que en 2020.
Es obvio que hay un amplio segmento de la población, entre el 13% y 15%, que le dio la espalda al boschismo, pero no prefiere al PRM, y ha optado por quedarse en casa el día de las votaciones, lo que ha incidido en la derrota de los boschistas en 2020 y 2024.
El bajo desempeño electoral del boschismo se ha generado en un contexto poco común en el comportamiento de los votantes. El PLD perdió en 2020 a pesar del éxito económico, modernización del Estado y fortalecimiento institucional, en las gestiones tanto de Danilo Medina como de Leonel Fernández.
Lo contrario ha ocurrido en el gobierno del presidente Luis Abinader, cuando el crecimiento de la economía ha sido más bajo que en los tiempos de sus contrincantes y el deterioro de los diversos servicios que ofrece el Estado.
¿Dónde está el fallo entonces? ¿Por qué el electorado ha dado la espalda a los representantes del boschismo? El líder y presidente de la FP, el expresidente Leonel Fernández, ha sostenido en público que la derrota de mayo de este año, obedeció a que el PRM supuestamente compró las elecciones con diversas estrategias del uso de los recursos públicos para esos fines.
El PLD ha afirmado que la debacle del 2020 fue por la división y las protestas que se escenificaron en la Plaza de la Bandera. En el partido morado reconocen que ya no se conectan con el electorado, pero en la FP, ese no es el discurso.
Carlos Amarante Baret, del Comité Político del PLD, en un artículo reciente que publicó, reveló los resultados de un análisis que hizo el partido morado en 2021 sobre las causas de la derrota.
Según esa evaluación, a lo interno del PLD identificaron estas razones: “El 47% abandono de las bases, el 26% la corrupción y la impunidad, 10% la división del partido y el 9% el desempleo de compañeros de las bases”.
En la sociedad en general se identificaron estas causas: “45%, la división del PLD; 25% imposición de candidatos; 18%, corrupción e impunidad y 12% la suspensión de las elecciones municipales”.
La pregunta ¿Por qué el electorado les ha dado la espalda a los representantes del boschismo? La responden, por separado, los analistas Nelson Espinal Báez y Shaterson Cuello.
“El candidato presidencial más joven y en el partido madre, Abel (Martínez) no cuajó, competía con el pasado representado por Leonel Fernández. Y el candidato tres veces presidente y en el partido más reciente, Leonel Fernández aún mantiene una tasa de rechazo muy alta, que competía con el futuro que el presidente Luis Abinader representa en el imaginario público. Observemos que ninguno de los dos en particular, ni sumados tenía la posibilidad de ganar. La impronta boschista, más que impulsarlos, los cuestiona. El boschismo si no resucita al tercer día, podría estar cambiando de casa política”, sostuvo Espinal Báez.
“Los escenarios en los que se podrían haber diseñado y configurado propuestas y registros discursivos que movilizaran a ese electorado que no está acudiendo a votar, lejos de eso, y por falta de iniciativa de la oposición, se transformaron en un escenario en el que el propio oficialismo se convirtiera en su propio cambio: la profundización del cambio. De aquí que se pueda producir lo que a ojos de mucho parezca paradójico, y es el hecho de que un electorado que dice en más de un 65% que la situación del costo de la vida está mal o peor, sea el mismo electorado que le dé el triunfo en primera vuelta al presidente de turno; o sea que la oposición no ha logrado transformar esa opinión en voto. No hay que ser un experto para notar que la oposición no ha hecho su tarea como tal, y que ha tenido dificultad de innovarse discursivamente, de conectarse con quienes en estas dos últimas elecciones no han salido a votar”, puntualizó Cuello.
“Luis se apropió del discurso ética de Bosch”
Nelson Espinal dijo que los malos resultados electorales para el PLD y FP tienen varias explicaciones. “Las dos opciones partidarias (PLD y FP) compitieron por el segundo lugar, ambas desprovistas de razones y argumentos boschistas. Ahora, después de los resultados electorales tienen ambos que decidir cómo asumir el nuevo curso de acción”, reflexionó. Dijo que el discurso del expresidente Danilo Medina el domingo pasado, fue un buen comienzo porque revela responsabilidad y así es como se debe empezar para fomentar cambios. “En conclusión ante la interesante pregunta: ninguno de los dos aspirantes representaban el modelo político ético de Juan Bosch, mientras el presidente candidato Luis Abinader se lo apropió asumiendo en el discurso y con algunas acciones la bandera ética”, expuso Espinal Báez al reflexionar sobre la situación política y electoral de la oposición.