Pocas cosas reflejan más la mezquindad en el ser humano que el tratar de borrar, demeritar u opacar los logros y las buenas acciones realizadas por otros, independientemente de sus errores cometidos o línea de conducta general.
No hace falta que para usted resaltar sus cualidades y luces lo haga sobre la base de proyectar sombra sobre los otros. Si su sol no brilla lo suficiente por sí mismo, no pretenda lograrlo a costa de la luminosidad de otros. En vez de eso, haga más y esfuércese más para merecer el brillo que pretende lograr mediante malas artes.
Hable de sus hechos, medidas, planes y acciones y no tratar de alfombrar su camino con el cadáver de otro. Eso es muy mezquino, deshonesto, infame e indigno. Esto es un maquiavelismo vil basado en que el fin justifica los medios. Y en vez de hablar bien, habla muy mal de quienes se valen de estos métodos, pensados y planificados en las oscuridades de las cavernas políticas.
El gobierno de Abinader debe saber que no partió de cero para gobernar, y que el pais no es el mismo en que vivieron sus ancestros. Que encontró una infraestructura física e institucional ya hecha. Y a partir de ahí, es que puede hacer lo que quiere o proyecta lograr. Los perremeistas olvidan que la nación es un proyecto en construcción y que cada gobierno le toca poner su impronta y hacer los aportes que demandan las circunstancias del país en el momento en que le ha tocado gobernar. Por eso, que no pretenda ahora tratar de descubrir la pólvora o el helado en palito.
Logros anteriores
Una nación es un-Proyecto en Construcción Permanente como lo es la misma civilización humana que, se asienta sobre lo que se hizo ayer para mejorarlo o superarlo. Por tanto, se ve muy feo y antiético que, para querer ponerle un sello distintivo a su gestión de gobierno, los perremeítas tengan que recurrir a desconocer los logros de quienes le precedieron en el ejercicio del poder.
Esa actitud que se ha convertido en acción de gobierno desdice mucho de la institucionalidad que pregona el gobierno del cambio. De ahí que, lo que está haciendo o pueda hacer con el sistema de justicia dominicano se apoya en una herencia jurídica-institucional que le fue legada por la amplia visión de nación del doctor Leonel Fernández, tales como la creación del Tribunal Constitucional, que ha sido durante la última década, quizás o sin quizás, el garante de que el actual sistema de justicia en la República Dominicana no haya colapsado.
También, podríamos decir lo mismo de la creación del Tribunal Superior Electoral, el cual es el principal garante de que el PRM esté hoy en el poder. Lo mismo pasa con la instauración de carrera judicial que ha construido los cimientos para que personas de alta integridad moral y profesional como Yeni Berenice, Wilson Camacho y Doña Mirian German sean los frutos de una justicia independiente, todavía en gestación. Nada podrían haber hecho estos héroes justicieros de no haber tenido a la mano el andamiaje jurídico que le permitieran actuar de la forma en que lo hacen.
De modo que, si un gobierno quiere ser recordado que sea por sus propias realizaciones, por las obras y aportes que haga en beneficio de la nación y no por hacer un master en criticón de los anteriores.
Mezquinos
Solo los mezquinos recurren a este recurso para encubrir su incapacidad en resolver los problemas del país y las promesas que enarbolaron en la campana y que una vez llegaron al poder resultó ser todo una mentira.
Hay que ser muy mezquino para no reconocerle a Leonel Fernández el avance y desarrollo del país que dejó como escalón de ascenso, como una pista para el despegue definitivo, y más que una pista, como un avión en vuelo a diez mil pies de altura, en su empeño por institucionalizar el país y elevarlo en todos los sentidos.
De que haya cosas por hacer, siempre las habrá, porque la nación es un proyecto en construcción continua, donde siempre existirán demandas sociales por suplir. Aun las naciones más desarrolladas del mundo están sometidas a este imperativo social.
Por ejemplo, en los Estados Unidos los demócratas y los republicanos se turnan en el gobierno, en tanto y en cuanto no suplen las demandas de la sociedad como son, la seguridad, la salud, el empleo, la inflación que pueda mermar los bolsillos de la gente en un momento dado, etc, etc.
El actual gobierno del PRM todo se lo quiere etiquetar a la pandemia, la inflación, los precios de los artículos de primera necesidad, ahora la guerra de Crimea, y obvian aspectos simples de la administración del Estado. Así pues, que dejen de reflejar sus propias carencias a través de las críticas de otros, y entiendan ya que, en 2024, e’pa fuera que van!