En el entramado del sistema mutualista dominicano, las cooperativas de ahorro y crédito destacan por sus beneficios para sus socios, ofreciendo ventajas que a menudo escapan a los usuarios de los bancos tradicionales.
Sin embargo, la sombra del riesgo acecha un alto porcentaje de estas instituciones en República Dominicana, dejándolas desprotegidas ante posibles embates financieros y operativos por factores que van desde la poca cultura aseguradora y falta de mejora en las estadísticas, hasta bajos niveles de transparencia y alta concentración de socios.
Según datos del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (Idecoop), entidad fiscalizadora de este sector, al cierre de 2023 operaban alrededor de 2,230 cooperativas registradas en el país. De ese total, se estima que más de 1,300 están dedicadas al ahorro y crédito, o sea, poco más de la mitad del universo. No obstante, no todas tienen el mismo nivel de fortaleza y buen manejo.
De hecho, la institución ha tenido que intervenir a varias. El caso más reciente es la Cooperativa de Ahorros y Crédito Herrera (CoopHerrera) por irregularidades en la gestión administrativa. Sus principales ejecutivos están en prisión preventiva por haber cometido un supuesto fraude estimado en RD$2,500 millones.Al respecto, Rubén Bonilla, director regional de la aseguradora TruStage (anteriormente Cuna Mutual Group), y Víctor Ynoa, supervisor de ventas para República Dominicana de esta entidad con más de 73 años en el mercado local, señalaron que a pesar de que históricamente en el país han “quebrado” más bancos que cooperativas, el impacto de estas últimas es diferente.
Bonilla explica que como la banca está regulada sus ahorros están garantizados hasta un monto, una realidad que excluye a un importante número de cooperativas que están sin cobertura de seguro colectivo. “Cuando una cooperativa quiebra o es intervenida su impacto mediático y social es mucho mayor, porque lamentablemente se ven afectados todos los asociados de esa entidad particular de manera inmediata”, especificó Bonilla al hablar sobre la importancia de que estas entidades mutualistas estén aseguradas, ya que “a mayor regularización, tendrán mejor protección”.
Destacó que las cooperativas no le temen a la regulación, sino que siempre han abogado por una regulación para cooperativas, es decir, que no sean medidas con las mismas reglas de las entidades de intermediación financiera (EIF), sino bajo su propia naturaleza.
A pesar de estos desafíos, tanto Bonilla como Ynoa resaltaron a elDinero que un alto porcentaje de las cooperativas agrupadas en la Asociación de Instituciones Rurales de Ahorro y Crédito (AIRAC) cuentan con el respaldo asegurador, las cuales representan aproximadamente el 70% de los activos del sector.
No obstante, subrayaron la proliferación acelerada de nuevas cooperativas que requieren tiempo y esfuerzo para fortalecerse adecuadamente. Ynoa entiende que, a pesar de no tener el mismo nivel de madurez y buen manejo, pueden ser evaluadas por las aseguradoras siempre que cumplan, como sujeto obligado, con la debida diligencia que establece la Ley 155-17.
Estiman que en el último cuatrienio se han creado más de 1,000 cooperativas, de las cuales pocas son de ahorro y crédito. “Es decir, en promedio, cada año se crean 300 nuevas cooperativas”, especificó Ynoa. Más del 80% de su cartera está destinada a cubrir los préstamos personales que brindan las cooperativas a los socios.