Por JUAN CUEVAS
Con la caída del muro de Berlín y el triunfo del capitalismo como ideología única dominante, presente en la coyuntura mundial, trae consigo una serie de patrones que enraizaron y dejaron a su vez situaciones complejas con repercusiones en los ámbitos político y social de manera global.
Hablar hoy de contradicciones o luchas de clases podría sonar a nostalgia o desvarío emocional. Pero resulta que no es así, porque las condiciones de existencia social y económica del ser humano, casi siempre determinan su comportamiento individual y colectivo.
Aunque no se le categorice conceptualmente como tal, los intereses encontrados entre aquellos que lo tienen todo, y los otros que nada tienen, evidencian una contradicción existencial.
Un acuerdo alcanzado entre los partidos de la Liberación Dominicana, Revolucionario Dominicano y Fuerza del Pueblo (PLD, PRD y FP), posiblemente no se presente como una necesidad existencial en término clasista frente al actual sistema político y de gobierno en la República Dominicana.
Pues no existen diferencias ideológicas entre estas organizaciones políticas, toda vez que su accionar también han respondido a los dictámenes de la clase dominante del país.
Entonces, ¿Dónde está la diferencia y porque apostar a esta alianza? Sencillamente porque la clase pobre del país, aquellos que no tienen presencia en los medios de convencionales de comunicación, los sin voces, vienen demandando silentemente que de mantenerse el llamado gobierno del “cambio” les augura peores condiciones de vida y existencia social a sus familias.
¿Son ilusos o tontos los campesinos, desempleados, chiriperos, clase media, y “ninis”, etc.? Por preferir lo que muchas “bocinas” o pseudo intelectuales del sistema entienden como un retroceso. No, simplemente el pueblo evidencia que el actual gobierno “Popis” acciona según su condición de clase.
Acumular y amasar más riquezas a través del Estado servil, mientras los “wawawa”, los pobres, cada día se les dificultan su condición de vida, y perfilan un futuro nada alentador, de seguir gobernando el partido actual.
Aquí radica la demanda de acuerdo de la clase desposeída, y su esperanza en que tal acuerdo pueda ser la continuidad y mejora de las buenas ejecuciones de los gobiernos peledeístas, encarnados en las figuras de Danilo Medina y Leonel Fernández con el siempre apoyo del Partido Revolucionario Dominicano, en la figura de ex canciller Miguel Vargas Maldonado.
Eso significa que la clase pobre aprueba los actos indecorosos cometidos por funcionarios de estos gobiernos, claro que no, pero reflexiona que igual está pasando con funcionarios del actual gobierno del “cambio” y sin embargo su condición existencial va en decadencia cada día.
Lejos de aptitudes ególatras, narcisistas, mesiánicas, protagónicas e interesadas, etc. No arrimar el oído a las voces de esa clase desposeída, y su demanda para que quienes siempre gobernaron situando como primer orden de gobierno el bienestar del país, vuelvan a gobernar.
Muy posiblemente, y en un futuro mediato les podría acarrear consecuencias políticas, inhabilitándolos como interlocutores válidos de sus demandas como clase.
Entonces, aunque no hay en la actualidad unas contradicciones antagónicas de clases, se hace evidente que hay una clase que está demandando condiciones de vida, que la clase que gerencia el Estado no entiende, no percibe, no le da la gana, no quiere o su misma condición no le permite accionar contrario a sus intereses.