El candidato presidencial del PLD, Abel Martínez, no para de cometer errores críticos ante la opinión pública. Hace apenas unos días recibió el rechazo de prácticamente toda la población ante las desacertadas declaraciones sobre el tema haitiano y las presiones de Estados Unidos por las deportaciones de migrantes haitianos en estatus ilegal.
En una acto de desesperación sale de su convalecencia de salud y reaparece ante el país cuestionando con argumentos sumamente débiles las declaraciones del comisionado de la reforma policial José Vila del Castillo, con respecto a la corrupción histórica de la institución del orden.
El país no le perdonará a Abel Martinez que se sume a las voces de los ex jefes policiales que no pueden ocultar el temor y desazón que generaron en sus entornos más íntimos estas declaraciones del comisionado, pues dejaron al descubierto toda una estructura en la Policía Nacional, que operaba con la complicidad de todos.
Negar y más aún cuestionar la corrupción rampante en la Policía, es sumarse a las complicidades de tantas décadas que nos ha llevado como nación a una situación severamente crítica, sobre todo, porque cúpulas policiales corruptas se aliaron a entramados mafiosos para dañar a nuestra sociedad.
Es entendible que Abel se autoproclame como el abogado y defensor de las lacras de la corrupción que puso al descubierto el señor Vila, puesto que en gobiernos de su partido, el PLD, es en gran medida cuando se articularon las zapatas y columnas de la corrupción dentro de la Policía.
Hay que tener mucho coraje para decirle al país como lo ha hecho Abel, que en la Policía no ha habido corrupción. ¿Hasta dónde pretende llegar este señor? Abel no solo decepciona a los dominicanos que simpatizan con el PLD, sino a todo el país, por lo que no nos extraña que ahora trate de salir del atolladero en el que el mismo se metió, al develar sus verdaderas pretensiones, utilizando el tema de la seguridad ciudadana.
Cuestionando el proceso de reforma policial, de cara a las declaraciones del comisionado, que le reveló al país que en la Policía se había instaurado una corrupción histórica, Abel, en su desesperación polititiza un tema tan sensitivo.
Él no tiene la capacidad, ni cuenta con la sensatez, para tratar el tema de la seguridad ciudadana y la reforma policial sin dañar estos propósitos. Busca bombardear la lucha contra la criminalidad, demostrando así que es capaz de todo para tratar de conseguir sus objetivos políticos.
Por: Pedro A. Jiménez