El juicio por los sobornos de Odebrecht se reanuda este lunes tras durar 10 días paralizado.
Hoy, el abogado Conrado Pittaluga, imputado en este caso de corrupción, tiene previsto comenzar a presentar sus pruebas a descargo.
Ya lo han hecho otros cuatro imputados y ahora le toca su oportunidad para incorporar al proceso sus evidencias documentales y testimoniales, que serán analizadas por las juezas que componen el Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional.
Pittaluga, ha tenido que esperar durante estos 10 días ya que el proceso fue suspendido al informarse que la jueza Jissel Naranjo, pudiera estar contagiada de covid-19, pues ha tenido contacto con familiares que están afectados por el virus.
Los testigos de Pittaluga
El imputado, acusado de soborno y lavado de activos, además de presentar ante el tribunal pruebas documentales para contrarrestar la teoría del Ministerio Público y demostrar que es inocente, llevará a estrado a cuatro testigos.
Uno de ellos es Heiromy Castro Milanés, excoordinador general de Participación Ciudadana, y asesor en Prevención de Lavado de Activos y Crímenes Financieros.
También, los extranjeros Dane Hamilton (nacional de Antigua) y Franco Rojas Sagárnaga.
Otro de los testigos propuestos por el imputado es José Daniel De Jesús Ariza.
Durante todo este tiempo que el imputado ha estado en los tribunales, sus abogados aseguran que este nunca ha recibido sobornos ni ha sido testaferro, como alega el Ministerio Público.
Una vez que los abogados Pittaluga termine de presentar las pruebas a descargo, le corresponderá lo mismo a los defensores del último imputado, Roberto Rodríguez.
Los demás acusados son Ángel Rondón, Víctor José Díaz Rúa, Andrés Bautista y Tommy Galán.
Dice acusación cuenta con prueba ilegales
La defensa técnica de Pittaluga ha dicho, en varias ocasiones, que la acusación sustentada por los fiscales de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) contra su cliente solo cuenta con medios de prueba “ilegales, adulterados e inútiles a sus pretendidos fines” y que, además están “llenos de absurdos”.