El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton, indicó que el pago de los intereses de la deuda dominicana compromete un 29 % de los ingresos tributarios del país, lo que genera una presión en el manejo de las cuentas fiscales.
Durante una entrevista el titular del despacho de Economía afirmó que ante el nivel de recaudación de ingresos, que es de los más bajos de la región, el nivel de la deuda pública representa un problema.
“El problema es que tenemos casi un 30 % de ingresos tributarios que se pagan en intereses de deuda”, dijo el ministro.
Hasta noviembre pasado el Estado dominicano había destinado un total de 2,395.9 millones de dólares en el pago de los intereses de la deuda. Casi la mitad de los 4,821.7 millones de dólares que se pagaron por los compromisos de deuda fueron para saldar intereses a los acreedores.
La mayor parte del pago de intereses va hacia los tenedores de bonos emitidos por el Gobierno en los últimos años. Los rendimientos de los papeles de deuda, tanto internos como externos, representaban 2,140.2 millones de dólares para el mes de noviembre, de acuerdo con los datos publicados por la Dirección de Crédito Público del Ministerio de Hacienda.
La tasa promedio de rendimiento que pagaban los bonos emitidos en el mercado interno era de 10.4 %, mientras que por los papeles externos el Estado dominicano pagaba un 6.3 % a los acreedores.
Un 87 % de la deuda del sector público no financiero tiene una tasa de interés fija, con lo cual el riesgo de incrementos en el servicio de intereses por la volatilidad en tasas solo afectaría a un 13 % del portafolio de deuda.
Un nivel no deseado
La deuda pública del sector público no financiero —la del Gobierno central sin tomar en cuenta los compromisos del Banco Central— ascendió en diciembre pasado a 44,684 millones de dólares, tras un aumento de 8,741 millones de dólares a lo largo del año 2020.
“Nadie quiere este nivel de deuda, pero era la única alternativa porque los ingresos fiscales se cayeron y los gastos fiscales aumentaron”, manifestó Ceara Hatton.
La declaratoria de la pandemia en marzo del año pasado significó un impacto directo sobre las cuentas fiscales. La paralización casi total de las actividades económicas por casi tres meses, como un método para frenar los contagios del COVID-19, redujeron la recaudación de impuestos, mientras que los ingresos en dólares que recibe el país, provenientes de la actividad turística, de la inversión extranjera y de las exportaciones, también retrocedieron.
Ceara Hatton dijo que es importante avanzar en una reforma fiscal que permita resolver la baja recaudación tributaria que registra el país.