El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo este sábado que el país no debe celebrar un “pacto de corruptos”, en referencia a los Acuerdos de Paz de 1992, y que se debe enfocar en las víctimas de la guerra civil (1980-1992).
“Nuestro país debe dejar de celebrar la firma de un pacto de corruptos y empezar a conmemorar a las víctimas del conflicto armado”, publicó Bukele en sus redes sociales.
El Salvador conmemoró el 29 aniversario del final de la guerra sin que el Gobierno de Bukele realizara, por segundo año consecutivo, un acto oficial.
El presidente ha calificado dichos acuerdos, que permitieron reformas políticas para la alternancia pacífica en el poder, de ser una “farsa” y “un negocio”.
“De ahora en adelante, el 16 de enero será el: Día de las Víctimas del Conflicto Armado” y “sus asesinos deben dejar de ser glorificados”, añadió el jefe de Estado.
Analistas señalan que tras la postura de Bukele se encuentra la intención de restar méritos a la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), ahora partido de oposición, y a la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), que gobernaba al momento de firmarse la paz.
Ambos partidos mantienen el control del Congreso y se espera que las formaciones afines al presidente, incluido uno dirigido por un primo suyo, obtengan la mayoría de los diputados en las elecciones de febrero próximo.
“Y no, no se confundan, destapar la farsa de los ‘acuerdos de paz’ no es negar a las víctimas, al contrario”, porque “los asesinados, lisiados, desmembrados, violados y expulsados de nuestro país por ELLOS (derecha e izquierda), antes y después de los ‘ACUERDOS’, solo prueban el punto”, publicó Bukele.
La guerra civil salvadoreña enfrentó al Ejército, financiado por Estados Unidos, contra el FMLN y se saldó con unos 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
El mandatario inició su vida política de la mano del FMLN al gobernar bajo su bandera la pequeña localidad de Nuevo Cuscatlán (2013-2015) y la capital San Salvador (2015-2018).
De este partido fue expulsado en 2017 y ganó las alecciones presidenciales de 2019 con la formación de extrema derecha Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).