Con resultados muy costosos y aleccionadores a fin de cuenta, no pudo ser más desafortunada la expresión del presidente en tránsito del partido morado en el 2020, Temístocles Montas, de que la dirigencia no tenía interés en impedir que alguien se fuera de la organización en evidente crisis, y que: “el que se quiera ir, que se vaya”.
Y no fue necesario que le tomaran la palabra, porque lo que en principio se subestimó y quizá se entendió como una reacción momentánea por la salida obligada de Leonel Fernández como cabeza del partido fundado por Bosch, era una decisión en firme de mucha gente de la base y de distintos niveles partidarios, y el inicio de una gran hemorragia que, a decir de las renuncias continuas que se publican, todavía no ha encontrado médico ni medicina que la detengan.
No sabemos si se cumple lo de que “lo malo se pega” o porque hay gente dura para aprender de los errores de otros, aun haya sido profesor, el diputado Camacho recién se despachó con una salida que no ayuda a una causa indefendible, y con números que ni él mismo se los cree, al decir que “por cada miembro que abandona el PLD, entran mil”, cuando todo el mundo sabe que a nadie se le ocurre salir de su partido e irse a otro que no esté en el poder o tenga perspectivas de triunfo en las urnas.
Por eso, los mayores desprendimientos que siguen ocurriendo en un PLD menguado y cuestionado van hacia la Fuerza del Pueblo que lidera Leonel y, en el caso de alcaldes “motivados” o “agradecidos” con el aumento del presupuesto de sus respectivos ayuntamientos, pasan al PRM en el poder y a apoyar al presidente Abinader, en el presente y seguro que a futuro.
Lo otro viejo de Temo, de que: ”El PLD superó el grupismo está ahora muy unido”, no pasa de ser una quimera o simple declaración para el consumo de incautos. Ejemplo: ahora se le ocurre a la cúpula “bajar línea” al Comité Central para que apruebe que, en vez de en primarias abiertas y democráticas, se escoja a los candidatos a posiciones electivas medias por el método de encuestas, pese al descrédito y sabidos riesgos de manipulación de estas.
¿Y cuál sería el miedo de los “genios” que controlan el PLD? Quizá evitar distracción en elecciones internas y que los escogidos temprano ayuden al candidato Abel. Pero eso, seguro, daría motivos a nuevos “ruidos” y renuncias de los que entiendan que le cerraron el paso con influencias o competencias desiguales.
José Laluz, exmiembro, dice que el PLD tiene dos problemas: “La marca está deteriorada en su imagen, y la historia enseña que el proceso de recuperación de un perfil está por encima de dos periodos”; y “Leonel, con once años fuera del poder, ha recuperado y limpiado su imagen”.
Por: LUIS ENCARNACION PIMENTEL.
EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.