En los últimos dos años, desde las elecciones del 2020, decenas de dirigentes altos y medios del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) han abandonado esa organización política. En su mayoría han ido a la Fuerza del Pueblo y otros han ido a otras parcelas o se han quedado independientes.
Ninguno ha arrastrado gran cosa, porque en su mayoría son generales sin tropas que el único daño que hacen es el ruido en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Pero la salida de Julio Cesar Valentín de la organización morada es diferente a la de sus pasados compañeros. Este ícono de la actividad política de Santiago le ha asestado un duro golpe al partido de la estrella morada en la Ciudad Corazón.
Con él han dado el salto un grupo de dirigentes, no solo de Santiago, sino de todo el país, entre ellos resaltan: Anyolino Germosén, alcalde de Tamboril; Hilario Fernández, alcalde de Jánico; Nildo César de los Santos, alcalde de Hondo Valle, así como los directores municipales Miguel Junior Toribio, Palmar Arriba; Fermín Noesí, Hato del Yaque, y Remy Peralta, El Caimito-Janico.
Y Valentín dijo en el discurso donde anunciaba su renuncia que faltan muchos.
El rumor público daba por hecho que el diputado José Benedicto Hernández, un hombre de Valentín, también lo acompañaría, pero no estuvo en el acto. Es posible que, por un asunto de estrategia política, el diputado lo anuncie más adelante, en un acto similar con el objetivo de crear más ruido.
Al margen de las excusas ideológicas que expuso Valentín para justificar su salida del PLD, el verdadero motivo por el que abandona esa organización política es su histórica y marcada enemistad política con Abel Martínez, actual alcalde de Santiago y candidato a la presidencia del partido de Danilo.
Valentín iba primero en la carrera política, ambos fueron fiscales de Santiago, pero Valentín fue primero, ambos fueron diputados por Santiago, pero Valentín fue primero, ambos fueron presidentes de la Cámara de Diputados, pero Valentín fue primero, por lo que se suponía que él debió ser primero candidato a la presidencia.
Las pugnas políticas en el liderazgo local de un mismo partido es algo normal, pero en el caso de Abel y Valentín rebasaban lo racional, de modo que en este trecho del quehacer político era imposible un acercamiento entre ambos líderes.
Según informaciones recabadas por este servidor, en los últimos tiempos el actual candidato a la presidencia por el morado se convirtió en el martillo que machacó a Valentín.
Su salida del PLD es más que entendible. De quedarse, tendría que trabajar por la candidatura de su verdugo, y sería la peor de las torpezas políticas porque sería afilar cuchilla para su propia garganta.
Nunca se debe trabajar para dar más fuerza a tu enemigo, sería un suicidio político.
POR: MARCELINO SENA
EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.