No toda la energía eléctrica que se produce se vende y se factura. Por lo tanto, todas las empresas distribuidoras del servicio eléctrico generan pérdidas que pueden ser técnicas o comerciales. En ambos casos, el excedente perdido constituye un impacto económico negativo para el Gobierno que debe comprar más energía para abastecer los hogares.
A pesar de que República Dominicana ha logrado disminuir las pérdidas de energía en aproximadamente un 3.4 % anual, continúa liderando estadísticas de pérdida de electricidad en comparación con cuatro países con datos similares, según el Monitor Energético del Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo (MEPyD) correspondiente a abril pasado, pero publicado recientemente.
De la energía que producen las generadoras de electricidad una parte se distribuye en el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI), otra se utiliza para mantener en correcto funcionamiento los equipos y softwares de distribución, y un porciento se pierde en el proceso de comercialización por falta de almacenamiento.
El MEPyD analizó el desempeño de distribución energética del país desde 2016 a 2019 y lo comparó con otros países que tienen datos similares en materia eléctrica, a través de su Monitoreo Energético.
El resultado del análisis realizado por el MEPyD indica que República Dominicana lidera con 28.4 % los porcentajes de mayores pérdidas, tras comparar datos sobre porcentajes anuales de pérdida de energía de las empresas distribuidoras de electricidad de Kenia (19.6 %), Uganda (17.5 %), Panamá (13.6 %) y Costa Rica (10.5 %).
Del 2017 al 2021, las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDEs) reportaron, en promedio, un 30.4 % en pérdidas de la cantidad de energía con la que contaban para suministro del servicio eléctrico. Edeeste, con un 42.6 % en pérdidas porcentuales, supera a Edenorte, que registró un 30.4 %, y a Edesur, con 22.9 %.
El Ministerio de Economía indica en el documento que el esfuerzo comercial de las EDE ha permitido aumentar el número de clientes facturados, así como la cantidad de circuitos con oferta de servicio sin interrupciones, lo que aporta a mejorar las pérdidas.
El documento resalta que las tres empresas distribuidoras incrementaron su base de clientes facturados en promedio anual entre 11,000 y 59,000 nuevos clientes. Edesur aumentó su base de clientes con facturación en unos 59,097 y registró una reducción promedio anual de pérdidas de 0.9 puntos porcentuales.
De igual forma, Edenorte presentó un aumento promedio de 53,659 clientes y una disminución anual de pérdidas de 1.5 puntos. Mientras que en el caso de Edeeste, la relación resulta diferente: el incremento promedio anual de clientes equivalente fue de 11,161, acompañado de un aumento en las pérdidas de un promedio de 3.2 puntos.
Sobre el análisis de las pérdidas que se han registrado en el SENI, el informe resalta que “la gestión comercial de las EDE no ha logrado sumar valor a los activos bajo su administración” y considera como parte de la solución, a mediano plazo, las posibilidades de integrar más energías renovables al igual que almacenamiento de energía e instalar medidores digitales.
“De esta forma, el sistema eléctrico puede crecer con menos déficits y mayor independencia energética para el país”, dice.
Otro de los aspectos que podrían ser favorables para el país administrar de manera eficiente su sistema de suministro es con la instalación de medidores inteligentes que permitan evaluar en tiempo real el consumo energético por hogar para redireccionar el excedente energético a espacios de almacenamientos o a otras áreas productivas que la requieran.
El Monitor Energético del MEPyD evaluó el desenvolvimiento de unos medidores inteligentes instalados a nivel internacional y planteó una prueba local en sectores seleccionados con el que estiman diversos beneficios para los usuarios y el Estado, vía reducción de pérdidas.
El ministerio calcula que el primer año se estiman pérdidas en un 25.0 %, mientras que, para el segundo año, este porcentaje se podría reducir a un 20 %. Entre el tercero, cuarto y quinto año las pérdidas se reducirían al 15 % hasta llegar a 13 % a partir del 2025.
Resalta que, dada la eficiencia de estos equipos, el déficit pudiese reducirse hasta en un 8 o 10 %. En cuanto a la facturación, señala que, de haberse adoptado esta tecnología en el 2020, la facturación hubiese sido 59.1 Gwh mayor que la registrada.
En ese orden considera que debe existir una integración entre los datos que transmiten los medidores digitales y los procesos de facturación. Esto implica cambios importantes en los procesos comerciales tradicionales. Pero advierten que, sin cambios significativos en la cultura comercial y gerencial de las compañías distribuidoras, los beneficios esperados de la tecnología no serían alcanzables.